Vivian Maier.

En el año 2007 Jhon Maloof encontró una caja con más de 100.000 negativos de la fotógrafa y niñera Vivian Maier. Ella llevaba una cámara Rolleiflex y sacaba fotos prácticamente sin parar, y sin importarle mucho el resultado final, ya que en su vida, nunca se pudo dar el lujo de revelar ningún rollo. Toda su obra es póstuma y se basa en fotografía callejera y en (lo que más me gusta a mi personalmente) autorretratos.

 

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Con mucha rapidez en sus reflejos, Vivian Maier se congelaba así misma de formas ingeniosas. Jugando siempre con todos los recursos que se pudiera encontrar en la calle, como espejos, vidrieras de locales, charcos de agua, y todo aquello en donde se viera reflejada, simplemente apretaba el obturador en el momento justo.

 

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La calidad para disparar exactamente cuando el hombre levanta el espejo, la ilusión del infinito con otros múltiples reflejos en más espejos, o generar un estilo de doble exposición con las sombras, son algunos de los grandes ejemplos que nos muestra cuán creativo se puede llegar a ser para sacarnos un autorretrato. Podemos hacernos una foto normal, frente al espejo, pero si, por ejemplo, inclinamos el ángulo de la cámara un poco para abajo, o para un costado, dejando ver el borde del espejo y mostrando otras perspectivas, o eligiendo otro espejo para enmarcarnos de distinta forma, etc, el resultado se vuelve más impactante y, así, más interesante.

 

 

El uso de la sombras para autoretratarse es otro recurso valioso que además le agrega algo de misterio a la fotografía. Solo el hecho de que podamos ver parte de nuestro reflejo en una silueta totalmente negra, sabiendo que somos nosotros, pero no viéndonos realmente, nos hace dar cuenta de que tenemos esa posibilidad de engañar al espectador con algún tipo de juego de sombras. Y a esto también se le puede agregar un efecto de doble exposición. La silueta puede ser rellena por cualquier objeto o patrón que encontremos en el lugar donde vamos a hacer la foto.

 

 

Parecen recursos básicos, pero (por lo menos yo, un poco falto de creatividad) hasta que no los ví en Vivian Maier nunca se me habían ocurrido. El autorretrato a modo de selfie, donde nos vemos a nosotros en el reflejo junto con nuestra cámara, no era más que simplemente eso. Ahora, descomponerlo y componerlo de otras formas más ocurrentes, jugando con el entorno e improvisando con los recursos que éste nos da, lo hace más llamativo. Nos fuerza a ver al autorretrato desde otro punto de vista. Pueden llamarlo artístico o no, pero nos va sacando un poco de lo típico que estamos acostumbrados a ver.

 

Esas fotos de Vivian valen la pena verlas (hay hasta un libro editado con todos sus autorretratos) y, más que ver sus fotos en sentido estético, podemos ahondar un poco más en lo que fue la intimidad de su persona.

 

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Para ver más fotos, está la página de Vivian Maier.  Y para saber más sobre como fue su historia pueden ver el documental: Finding Vivian Maier

 

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Un comentario sobre “Vivian Maier.

  1. Me produce una tristeza rara que toda su «obra» fuera póstuma. ¿Qué debe pasar por la psiquis de una persona para ocultarse así del mundo? Comparto, además, las dudas de otros ¿es correcto revelar al mundo lo que ella ocultó en vida?
    Nota aparte, mi conocido desprecio de sacarse fotos frente a espejos se esfuma al ver las suyas. Si la gente la hiciera como Maier, entonces 10 puntos.

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